Creo que a estos gnomos les está afectando demasiado estar lejos de su hogar. Alguien de su gente debería tomar medidas o algo, porque no es normal el descaro con el que nuestros primos se están comportando.
Regresaba, cansado tras una larga cabalgada, a la posada de Thelsamar y me detuve a cambiar unas gemas con el herrero y enterarme de las últimas noticias. En estas estoy, cuando alguien me da un toque en la espalda y oigo una voz que dice "lucha conmigo". Me giro y entonces lo veo: un gnomo, con demasiadas pocas primaveras encima, que me está retando mientras musita extrañas palabras, quizá para conjurar o algo así.
- No. Estoy cansado y no me apetece luchar sin motivo - le respondo intentando ser amable- Me llamo Morgrimm Báldrek, a vuestro servicio si me necesitáis
- ¡ Perdedor ! - dice mi interlocutor con una sonrisa de medio lado - ¡ Lucha !
- Esto..mira, no. Estoy cansado y voy a retirarme pronto. ¿Necesitas algo?
- Dinero - me responde con descaro -
- ¡ Pues búscate un trabajo ! - le digo escandalizado por su atrevimiento.Mientras, los transeúntes vuelven la cabeza.
Miro al mocete de arriba a abajo como si nunca hubiera visto un gnomo y prosigo con mis cosas. Al poco, le oigo retar a uno de los montaraces que protegen el camino. Creo que lo que le responde pondría colorada a su venerable madre en Forjaz.
Termino de hacer mis negocios y comienzo a desensillar a Khazdom, que sacude su pelaje con gusto.
- ¡ Vivir para ver ! - le digo a la bestia, que me mira con sus grandes ojos, mientras me encamino a la posada sacudiendo la cabeza, pensando en qué lugar se perdió el espíritu de Gnomeregan y en que pronto se me pasará tras una buena jarra de cerveza enana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario