Después de servir con honor al Jefe de Guerra en los bosques de los elfos, la compañia de los Chicos de Vallefresno se dividió y cada uno tiramos para un lado, en busca de otras luchas y otros intereses. Así, me quedé unos días por allí, a ver qué se podía hacer y sin estar muy seguro de mis siguientes pasos.
Incluso recibí la invitación para alistarme en un barco de vapor comandado por goblins. El capitán, un goblin especialmente charlatán, parecía dispuesto a reclutar a cualquiera que pudiera blandir un alfanje, tal era su dedicación y afán. Rechacé la oferta porque nunca me ha gustado demasiado el mar. Una vez estuve en las Islas del Eco y no lo recuerdo precisamente como un viaje de placer.
Al final, he decidido retornar al sur una temporada, a disfrutar de las ganancias y a volver a comerciar con pieles. Necesito un descanso. Debe ser cosa de estos bosques llenos de orejas largas..
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