Tholaya visita Gnomeregan

Me interné en las profundidades de Gnomeregan, pese a las advertencias de los oficiales de seguridad, para intentar apreciar los progresos que se habían hecho, mas poco pude ver de nuestro viejo hogar. Con el folleto de normas de seguridad en la mano, impreso por nuestro eficacísimo servicio de seguridad laboral, me adentré por entre los pasadizos controlados por el ejército. Por lo que pude observar, algunas de las máquinas habían vuelto a ser puestas en funcionamiento, entre ellas los recicladores de aire.

Más adelante, me topé con los primeros combates entre nuestros muchachos y los degenerados habitantes de las ruinas, nuestros pobres hermanos gnómicos horriblemente mutados por la contaminación de lo que una vez fuera su hogar. Aunque tratan de capturarlos vivos para su reinserción, los rebeldes a veces luchan como verdaderos engendros, causando muchas bajas y dificultando las labores de limpieza.

A la vuelta de un recodo fui sorprendida por un grupo de estos rebeldes y sus mecánicas creaciones. Intenté detenerlos, mas descubrí que mi magia no me serviría de mucho, así que corrí pasillo abajo, mientras oía sus chirriantes voces tras de mí. ¡ Fue pura suerte que me encontrase con una patrulla por las cercanías y pudieran ponerme a salvo !

De esta experiencia he aprendido dos cosas muy importantes : la primera es que hay que dejar esta labor a los expertos. La segunda, que debo perfeccionar mis artes arcanas si quiero sobrevivir en este nuevo mundo que el Cataclismo nos ha dejado en herencia.

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