Temores en la oscuridad (Diario de Tholaya)

He descendido hasta las galerías más profundas, muy por debajo de las ruinas de nuestra querida ciudad. La oscuridad me envuelve por completo como un  negro y frío sudario, aunque para mí lo peor es el silencio reinante. Es un silencio ominoso y cruel, en el cual me siento pequeña y desvalida, abandonada a mis propios miedos.

El enervante silencio tan sólo es roto por el incesante goteo del agua que se cuela a través de fisuras en la roca y forma charcos en los puntos más bajos del terreno. Ni siquiera los Throggs u otras alimañas descienden tan abajo, así que, en principio,  supongo que debería sentirme tranquila.

Aun así, también hay quien cuenta historias acerca de antiquísimas criaturas que se arrastran por las entrañas del mundo desde su creación y que no han visto jamás la luz, seres tan antiguos como el mismo tejido del tiempo, cuya paz podría haber sido perturbada por indeseables visitantes de la superficie como yo.

(un momento, ¿qué ha sido ese ruido?)

No debo temer. No, si he llegado hasta aquí. Es hora de emprender el camino de vuelta. En mi poder tengo un trozo de mamparo abollado y carcomido por la humedad  y un puñado de remaches de las cámaras inferiores. Entregaré el fragmento a mis tutores para obtener con ello el reconocimiento delante de la sociedad y poder tener derecho a lucir mi apellido en público, pero los remaches me los guardaré. Serán para mí un tesoro de incalculable valor, un recuerdo del lugar al que pertenece nuestro pueblo y al que retornaremos algún día no muy lejano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario