Ciertamente, no es que haya sentido nunca mucha afinidad por la corona ni sus representantes, paladines o no, aunque supongo que debe ser cosa de mi educación enana de adopción. Los enanos son peculiares en muchos sentidos, y uno de ellos es su cerrazón a otros estilos de vida que no sean estrictamente enaniles. De ahí su relativo aislamiento con respecto a otras culturas.
Otro de los pilares de la mentalidad enana es el honor. Honor y respeto familiar son las bases de la educación de todo buen enano, por lo que recibí unas buenas dosis de ello a lo largo de mi infancia, sazonadas con un gran amor hacia los trabajos bien hechos y la herrería.
Por todo ello, y porque también soy humana, he decidido alistarme en las Espadas. El trato es bueno, las pagas son aceptables, puedo dedicarme a cuidar de los caballos y a la mensajería pero, por encima de todo, además puedo servir con honor a gente honorable. ¿Qué más podría desear? Sólo el tiempo lo dirá.
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