La llegada del dragón a la ciudad, además de ser un espectaculo digno de ser recordado (¡ lástima haber perdido los pergaminos y el tintero en el caos subsiguiente !), también provocó el sufrimiento de sus habitantes. Muchos lo han perdido todo y vagan errabundos por entre las ruinas, buscando a familiares y amigos, así como intentando volver a retomar sus vidas y hogares.
He intentado colaborar en las labores de búsqueda de los supervivientes del desastre. Esta es una de esas ocasiones en las que ser de pequeño tamaño resulta de gran ayuda para llegar a sitios inaccesibles a otras criaturas más torpes, como los humanos, por ejemplo. Gracias a este método, hoy hemos encontrado un enano atrapado bajo el arco de un portal, un poco magullado, pero por lo demás en perfecto estado de salud. Lo he acompañado a uno de los hospitales de campaña que hay en la ciudad, donde espero que se recupere en breve.
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