La llegada del cataclismo a los Baldíos ha cambiado el modo de vida en las praderas. Miseria y hambre son palabras conocidas de sobra por estas tierras. Donde antes había cañones, ahora hay ríos y donde había valles, ahora hay montañas. Muchos animales han huido a otras zonas, mientras que los granjeros de la región han visto endurecida su supervivencia.
Pero no todos los cambios son malos. En estos tiempos difíciles, el comercio debe mantenerse a toda costa y los asaltos a las caravanas son frecuentes. Así, es relativamente fácil para un tirador alquilar sus servicios a los caravaneros como escolta armada. La paga es aceptable, sobre todo si tienes buena puntería y, además, conoces gente muy interesante en este negocio. No son malos tiempos del todo.
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