Instrucción (Diario de Zareba)


Incorporarme a filas ha supuesto retomar viejos hábitos, como la instrucción básica militar. El enemigo no espera ni concede clemencia en el campo de batalla y hemos de estar listos para combatir en cualquier instante. Dado que me he reincorporado hace poco, tengo que pasar el periodo obligatorio de instrucción en el patio de armas del Centro de Mando, como tantos otros nuevos reclutas.
Me ha llamado la atención que muchos de los nuevos reclutas somos mujeres, ya sea humanas, elfas de la noche o draeneis. El por qué ocurre esto tiene una buena explicación: en muchos casos, han perdido a sus hombres en tierras lejanas, a manos del enemigo. Me ha llamado la atención ver a Lucylda, una jovencísima recluta que conocí frente al Cerdo Borracho, aunque ella probablemente no se acuerde de mí.

Yo sí que recuerdo bien el nudo en el estómago que se me hizo aquel día, cuando una desesperada y joven ama de casa pedía a gritos que alguien la llevara Rasganorte para reunirse con su esposo, desaparecido en el Lejano Norte. Ese día recibió muchos consejos, especialmente de aquellos que la instaban a olvidarse de embarcarse en semejante travesía. Creo recordar también haber visto brillar las lágrimas de la impotencia en sus hermosos ojos al descubrir la titánica dificultad de la empresa que se proponía realizar.

Ahora se está entrenando para servir al ejército y, quizá, llegar hasta allí. Espero de todo corazón que tenga mucha suerte.

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