Confesiones (Diario de Grumnnkko)

Sabía que los Kolkar estaban metidos en muchas cosas, pero no que ayudaran a los asesinos extranjeros.
A cambio de una muerte rápida, los centauros Kolkar me contaron sus tratos con los piratas humanos que mataron a Ragor y su madre. A cambio de licores y armas, el centauro Krinblanca había guiado a los humanos por la costa para que pudieran llevar a cabo sus incursiones sin toparse con patrullas de Ogrimmar.
Cobardes, además de asesinos. Pagarán por ello, de eso estoy seguro.

De momento, la guardia personal de Krinblanca yace despanzurrada en la arena, mientras que la cabeza de su jefe permanece clavada en una pica, como testigo de la ira de Grumnkko el Cazador. Las aves de rapiña se encargarán de resto.

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