Querido Morgrimm:
Llevamos ya aquí más de una semana, acantonados en los bellos bosques de las tierras de los elfos y apoyados por la guardia de la Hoja de Ámbar. Han sido hospitalarios con nosotros, pero al mismo tiempo, vigilantes.
Este lugar me recuerda mucho a la zona de Ventormenta conocida como El Parque, el barrio de los elfos en la ciudad de los humanos. Quizá para estas gentes sea como un pedazo de hogar lejos del hogar...
Los elfos de Astranaar andan muy inquietos y recelosos con los forasteros, incluso más de lo esperado. De hecho, me sorprendió descubrir que el caudillo enano Bólgar, del Cónclave de Khaz Modan, se encontrara en estos parajes. Ha estado prisionero de los elfos por cometer algún tipo de infracción en los bosques sagrados. Una delegación de enanos vino desde los Reinos del Este en su defensa. Si puedes, me gustaría que te informaras de las causas de este incidente diplomático.
En cuanto a la Horda, no ha dado más que escasas señales de su presencia, con pequeños ataques ocasionales y nada efectivos. Parece como si hubieran perdido todo el ímpetu inicial tras las primeras acometidas en el bosque de Vallefresno. Aun así, el Comandante cazó a un ojeador hace unos días, cerca del Refugio. Era un explorador orco, bastante joven e inexperto, a juzgar por la rapidez con la que fue descubierto y abatido.
El no encontrar focos de resistencia apreciable, me hace pensar en que algo ha debido ocurrir desde que se recibió el aviso hasta nuestra llegada a este lugar. Algo que ha jugado en nuestro favor, afortunadamente para nosotros. Ya veremos cómo acaba esto.
Espero que esta carta llegue a casa con el correo ordinario. Cuídate mucho, querido enano.
Tu prima adoptiva,
Zareba Báldrek
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