Renacer (Diario de Zareba)

Ignoro cuánto tiempo estuve incapacitada en Villa Oscura. Mis anfitriones fueron muy generosos conmigo, mas no quería ser una carga para nadie, así que me marché de allí en cuanto pude sostenerme en un caballo. De este modo, también evitaría preguntas inoportunas por parte de las autoridades locales.

Y me fui lejos, muy lejos, deseando dejar atrás todo aquél horror, toda aquella sombra en mi vida. Tan sólo el mar podría poner la distancia suficiente entre mi ser y la beatitud de la Luz, pues me sentía mancillada, destrozada en mi más profunda esencia. Ignorante o no acerca de la cuestión de si mi sangre estaba contaminada con la maldición del Ferocanis o no, me autoexilié al otro lado del mar, a Theramore.

Recuerdo la brisa del mar azotando mi rostro y la luminosidad del cielo siempre despejado de Kalimdor sobre Theramore el día de mi llegada. Para mi pobre alma, azotada por las dudas y la oscuridad, fue como un bálsamo vivificante, un soplo de aire fresco que sólo podía traer cambios nuevos y una nueva vida. Una nueva oportunidad.

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